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Existe un mito que atribuye un daño al vehículo en los lavados automáticos, veamos a continuación si es del todo cierto.
Antiguamente las técnicas de lavado eran más rudimentarias, los rodillos estaban hechos por cerdas de plástico abrasivas que eliminaban bien la suciedad, el problema es que también dejaban huella allá por donde pasaban. El mito tiene así una razón de ser, un fundamento.
En la actualidad gracias a la ingeniería, los centros de lavado han sabido sobrepasar esas dificultades, aportando tecnología, producto químico específico y procesos de lavado que se focalizan en eliminar la suciedad y nada más, protegiendo y mimando la integridad del vehículo.
A continuación indicamos cómo hemos logrado sobrepasar las limitaciones de antaño:
El material Carlite es una gamuza muy suave con un corte de las tiras muy delgado que dota de mayor eficacia a cada pasada.
El rodillo se compone de un grupo de anillos montados uno encima de otro, con el material Carlite unido a los anillos en forma de copela, que garantiza durabilidad y perfecto control de los cepillos incluso después de numerosos ciclos de lavado.
Para poder eliminar de manera exhaustiva y delicada la suciedad hay que atacar por fases, de tal manera que nuestros puentes de lavado Aquarama actúan de la siguiente manera:
En esta fase es importante que no exista contacto directo de los rodillos con el vehículo, pues la suciedad más gruesa hay que retirarla antes, de lo contrario podría suceder como cuando limpias unas gafas con arenilla, que surge el deterioro.
En la 1ª pasada se emite agua a baja presión para rociar el coche de espuma activa.
En la 2ª pasada se utiliza agua a alta presión lateral y superior para retirar las partículas abrasivas.
Mientras que en la 3ª pasada, rociamos el vehículo con producto químico específico antes de pasar los rodillos.
En la 4ª pasada se establece el primer contacto físico de los rodillos con el coche, en esta fase la suciedad más abrasiva ya ha sido eliminada.
Una vez hemos eliminado la suciedad toca proteger el vehículo, para ello utilizamos un producto químico que hace escurrir el líquido.
Es en la 5ª pasada del puente donde viene rociado el vehículo con cera a baja presión.
Después, hay una 6ª pasada, para secar la cera.
Como fase extra para dar mayor brillo al color del vehículo es recomendable activar la opción de pulido.
En esta 7ª pasada se rocía el vehículo con una capa de producto químico específico de pulido y distribuida con el rodillo para llegar a todas las zonas.
Por último en una 8ª pasada se seca de nuevo el vehículo.
En conclusión, tratar la suciedad por fases, hasta 8 pasadas diferentes con productos químicos específicos; y utilizar materiales no abrasivos en el contacto con la carrocería, han sido la llave maestra para desmitificar el concepto que se había instaurado con los puentes de lavado de Hobbylava.
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